Biking Hell no se rinde jamás

Biking Hell no se rinde jamás

Biking Hell no se rinde jamás

Biking Hell no se rinde jamás 1024 768 BlackEarth Sindustries

Joder que excremento de año 2021. Era difícil supera el engendro que ha sido 2020, pero por ahora no hay queja, el año actual es un cagarro nivel máximo. Empezamos en la creencia de que la libertad adquirida en las putas vacaciones de Navidad iba a durar eternamente (en nuestro fuero interno sabíamos que no), así que había que sacarle chispas al año hasta que nos encerraran de nuevo.

Alonsotegui-Biking-Hell
Zona industrial semi en ruinas entre Zorrotza y Alonsotegi

Así que para empezar Biking Hell Redux (El Renuente) eligió ir desde Algorta hasta Sodupe. Parecía una tarea mastodóntica en pleno invierno, pero se hizo. La idea era llegar hasta Balmaseda, pero nos quedamos a gusto. Me encanta el tramo distópico entre Zorrotza y Alonsotegi.

Tiempo para una segunda visita a la nieve gracias a la Iglesia del Vatio.

Lógicamente cada día cuenta en este infierno de día de la marmota. Estar en paro tiene una doble condena. Por un lado, la sensación autoinducida de inutilidad por no ganar dinero «honradamente», por otro el hecho de que sin permiso para ir a ningún sitio, la conciencia de encierro se multiplica por 1000.

Por eso el 17 de enero y gracias que El Renuente se acogió a la iglesia del vatio liderada por Starman, una visita al oeste de Bizkaia, cerca de la frontera con Cantabría y esa isla que es Villaverde de Trucíos, nos cascamos una ruta invernal con nieve, pero sin el sufrimiento de tener que esforzarse demasiado, aunque el frío fue polar por momentos.

Trucíos-Biking-hell
Driven like the Snow II

Y de nuevo encerrados

Tanta PCR dando resultados dudosos y la paranoia colectiva nos devolvió a la encierro preventivo en Getxo, pueblo de 80.000 habitantes y menos espacio para ciclar que una lata de sardinas. Aún así, haciendo de tripas corazón, con Txumo como Guest Star, nos hicimos la tradicional vuelta por el contorno del pueblo y disfrutamos de la soledad de las playas en invierno con una visita a Azkorri que siempre se disfruta.

Txumo-Biking-Hell-Getxo
Biking-Hell-Azkorri
Vivienda ideal en la plaza de Azkorri con vistas al horizonte

Durante febrero se sucedieron rutas un poco ·»atrapados en el tiempo y el espacio» pero aún así arrancamos algunas buenas por los colindantes y revisitamos aquellos bosques decrépitos muy a gusto además de encontrar nuevos tramos imposibles y bordear lo «legal» a lo extremo.

El centro del ano de Bizkaia, una de los Downerismos secretos más espeluznantes
El puente más pequeño del mundo

En marzo el férreo brazo de nuestro gobierno constrictor nos dejó de nuevo movernos un poco más por las provincias colindantes (aunque un servidor no ha salido de Euskal Herria desde septiembre de 2020). Las ganas de visitar la llanada alavesa aumentaban así que nos propusimos redibujar los paseos del año anterior con resultados contradictorios.

Edu el nuevo poster boy de Biking Hell da energía al equipo

Tras la entrada como Guest Star de Edu (con una etapa genial introductoria por el faro de Gorliz), amigo de Tolvar miembro oficioso de BIking Hell, una nueva dosis de energía entró en el grupo, aunque quizá demasiada para el ritmo pausado de Starman y el Renuente. Dos visitas a la llanada más un par de cresteos fueron el resultado. La verdad es que fue disfrutón, pero el Renuente está muy quejumbroso y quizá necesitaba unas vueltas en solitario para ir a su ritmo,

El estado del bosque alavés da envidia

Y poco más que contar. En un universo paralelo el proxy del Renuente estuvo en Cantabria, y vivió varios días de paz, pero eso de lo de menos. La cuestión es que llegado Abril estamos otra vez jodidamente encerrados con unas cifras ridículas de contagios para entrar en alerta roja y se palpa en el ambiente un cansancio anímico ante tanto retraso con las vacunas, tantas prohibiciones absurdas y tanta represión. Nos despedimos con unas fotos de las últimas rutas en las que la alegría de la liberta del proxy y el bajó emocional del Renuente se entremezclaban en un cóctel de esquizofrenia mental. Pero ¡Biking Hell sigue en pie!