El Nacimiento del Pisueña y Saja Besaya: Biking Hell regresa a Cantabria (Parte I)

El Nacimiento del Pisueña y Saja Besaya: Biking Hell regresa a Cantabria (Parte I)

El Nacimiento del Pisueña y Saja Besaya: Biking Hell regresa a Cantabria (Parte I) 648 486 BlackEarth Sindustries

Desde octubre de 2020 que el Biking Hell nuclear no se juntaba para hacer una de sus rutas pictórico-cicleras. Y como están las cosas como están, hemos empezado por regresar a la región que vio nacer al «infierno de la bicicleta», Cantabria. Una tierra llena de valles enroscados y momentos únicos.

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Vista desde las alturas del nacimiento del río Pisueña y comienzo del descenso del acceso en bicicleta

Como primera ruta elegimos rodear lo que supone el centro geográfico de Cantabría, el santuario de Valvanuz. A proposición del Renuente y como íbamos con e-bikes los dos nos dimos el gustazo y de camino intentamos por tercera vez llegar al nacimiento del río Pisueña. Se trata de un río que pasa por la antigua Torre del Poder en Pomaluengo, desemboca en el más conocido río Pas y tiene un nacimiento muy poco explotado turísticamente, que por circunstancias varias es de muy difícil acceso y está muy mal indicado.

La espina clavada del nacimiento del Pisueña

Si bien se puede encontrar en las redes indicaciones para acercarse a pie desde el barrio del mismo nombre, ir en bicicleta se antoja complicado. Pero con las eléctricas, todo es distinto. Cogiendo un pequeño desvío cercano a la llegada del barrio del mismo nombre, se remonta uno a las montañas de las que nacen los distintos arroyos que forman el Pisueña, y tras un descenso inacabable y descifrar las escasas señales que nos fuimos encontrando en el camino, por fin llegamos (al menos el Renuente, ya que Starman decidió quedarse a apenas 300 metros de las cataratas que oficialmente dan comienzo a este pequeño y precioso río cántabro.

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Nacimiento del río Pisueña

Tras la espina clavada llegó la parte más dura (sobre todo para las bicis claro). Subir desde el nacimiento hasta el puerto del Caracol. Nos dejamos llevar por la emoción y le dimos a la asistencia cosa fina (sobre todo el Renuente y tras unos cientos de metros de desnivel llegamos al puerto del Caracol desde el cual nos esperaban las pistas para acabar de hacer la ruta original.

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Imagen reflejada por efecto del selfie del Puerto de El Caracol.

Y comenzó el desastre. Tras unos kilómetros infernales con unas pistas infames llenas de rocas picudas y enormes que obligaban a bajarse de la bici con frecuencia (sobre todo la del Renuente con suspensión sencilla), cuando ya por fin el camino iba mejorando, el pedal se le cayó directamente al suelo y comprobó en carne propia por tercera vez en su vida, lo inútil que resulta cualquier vehículo de dos ruedas minímamente autropropulsado cuando se queda sin esa pequeña pero esencial pieza.

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A priori tenía buena pinta la segunda parte de la etapa

Y poco más que decir, el resto fue una mierda como un piano al menos desde la perspectiva del que suscribe, desmontado la mayoría de los 5 km que siguió hasta poder aterrizar en un sitio donde Starman pudiera ir en su Tanque Panzer a por el coche y recogerle. Posteriormente, un viaje astral de llamadas de teléfono para buscar una biela nueva para la Bici, ya que no solo el pedal estaba jodido (acabábamos de estrenarlo) sino que la pieza mencionada también. Una disea que terminó con final feliz, ya que in extremis encontramos una tienda de E-bikes en Cabezón de la Sal que tenía lo que necesitábamos. Menos mal que el día siguiente nos esperaba la maravilla que es el parque natural de Saja-Besaya.

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Cercanías al nacimiento del Pisueña, el punto más excitante de la ruta (clickar en la imagen para ver el relive)

Inauguramos con este post lo que será un spin-off de Biking Hell, que será cuando ambos vayan en bici eléctrica, circunstancia que esperamos no se convierta en costumbre, sino en excepción.