Es raro que Biking Hell reúne a un grupo de participantes numeroso. Es una experiencia polarizante. Por un lado es un éxito que más de 3 personas se junten para seguir nuestros mandamientos a la hora de andar en bicicleta.
Primer documento gráfico de una agrupación tan numerosa de cicleros en Bking Hell
Las normas
- Nadie viene aquí a hacer récords
- Paradas para hacer fotos o descansar, las que haga falta, no se trata de cuándo acabar sino de disfrutar del camino
- Cuando hay una avería, no se espera al averiado
- Es imposible o irrealizable el hecho de conseguir que todos vayamos en un grupo de esos que se ven por la carretera, una masa informe de hámsters que usan la bicicleta para charlar como si estuvieran tomando un café. Para charlar están las paradas
- Se disfruta del paisaje, no del esfuerzo y cada persona tiene derecho a ir a su ritmo, pero ya puede tener a un compañero, porque sino se queda sola
Pablo, una de las más recientes incorporaciones al equipo
Y podría seguir, pero no hace falta. La cuestión es que nos reunimos un total de 8 personas. Y como en general no somos muy de ser organizados, el caos fue el protagonista de la ruta. No recuerdo ningún momento en el que no tuviera cerca a la misma persona que en el anterior kilómetro.
Y no hablemos de las diversas averías, desde la mochila del Renuente que no paraba de caerse de la parrilla (torcida) hasta la bici de Borja que rompía más radios que récords. Pero, incluido el final cuando Grind Poser y Norris decidieron ir por un camino alternativo, fue altamente complicado mantener al grupo unido. A oesar de todo, la experiencia fue muy interesante.
Aeropuerto de Foronda
La ruta Dominguera 3.0 salía del noroeste de Gasteiz, para llegar al pantano de Ullibarri-Gamboa (sitio predilecto de Biking Hell) tocar su borde y regresar al norte de Gasteiz rodeando del mini-aeropuerto de Foronda.
Forondaaaaa
Cual serpiente-muelle, y tras una parada antes del pantano para recuperar fuerzas y hacer que todo sea más bonito con pociones varias, nos movimos por la llanada en el que quizá fue la menos sorprendente de las rutas, compensada aún así por lo variado de la compañía.
Norris presents
Y poco más destacable. Muchos cambios de firme, y la siempre agradable sensación de no tener que subir grandes cuestas y de tener siempre leves variaciones de paisaje para no aburrirse nunca de la llanada alavesa.
Os dejamos con el relive de Aitor porque el del Renuente es un poco mierda
Relive (clickar la foto)
