Ruta mítica donde las haya. La idea surgió al plantearnos ir a Castañeda (la torre del poder de Pedro en Cantabria) utilizando el tren. La idea ERA buena.
La Idea
Tomar el tren de FEVE Bilbao-León y bajar en el apeadero de Cabañas de Virtus, junto al embalse del Ebro a 850 mts. sobre el nivel del mar. Ascender junto al puerto del escudo por una carretera comarcal hasta la cota 1.070 y llegar a San Pedro del Romeral. Desde allí, seguir un camino que desciende cresteando con el valle del Pas a nuestros pies. Alcanzar la carretera y, tras 10 km, llegar a Alceda, donde comienza la Via Verde del Pas. Seguir esta vía durante 20 km de suave pendiente favorable y llegar a casa. El plan era muy bueno, pero las cosas no iban a desarrollarse como lo habíamos previsto…
Lo que pasó
Comenzamos en la estación de FEVE en Bilbao junto a nuestro amigo Rodri que se unió a esta aventura como estrella invitada. Nos hubiese gustado empezar pronto pero solo hay un tren al día que sale a las 14:30′. La llegada, prevista a las 17:08´, y con 55 km por delante, nos obliga a no perder tiempo si no queremos que se nos eche la noche encima.
Tras 2 h 45′ metidos en el `tren de la bruja´, llegamos a Cabañas de Virtus con diez minutillos de retraso sobre el horario previsto. Montamos rápidamente y nos ponemos en marcha.
Comenzamos la ruta con entusiasmo. Un ligero viento en contra no nos desanima lo más mínimo. Al cabo de 4 km comenzamos a subir un pequeño puerto y comienzan los problemas. Pincho!!! Voy a cambiar la cámara y, ¡primer downerismo del dia ¡No llevamos cámaras de repuesto! Tras diez minutos peleandome con el hinchador, hincho la rueda confiando en que aguante y seguimos. La rueda sigue perdiendo. Subimos parando cada cinco minutos para volver a hinchar en la vana esperanza de que la rueda…¿se arregle sola?… Una hora y veinticinco minutos después de comenzar alcanzamos el punto más alto de nuestra ruta. Hemos recorrido 11 miserables kilómetros y ya llevamos treinta y cinco minutos de retraso respecto al horario previsto. Hay que resolver la situación. Aprovecho un minúsculo charquito para intentar encontrar el pinchazo, gasto mi último/único parche y la última gota de pegamento de mi kit de reparación y me encomiendo a Dios para que funcione.
Nos ponemos de nuevo en marcha y, para alivio nuestro, la reparación funciona!!! Bajamos a gran velocidad atravesando parajes espectaculares hacia San Pedro de Romeral. Hemos salvado el contratiempo del día (o eso creemos) y nada nos puede parar.
Abandonamos la carretera y tomamos un camino que nos lleva por la arista de a montaña. A nuestros pies se extiende todo el Valle del Pas.
Subidón máximo. Ahora toca disfrutar de siete kilómetros de bajada por pistas hasta alcanzar la carretera. Tras la angustia inicial, disfrutamos del paisaje y del camino. Nuestra moral está por las nubes cuando… ¡¡¡Segundo downerismo!!! Pedro rompe la cadena!!! Gabinete de crisis. ¿Qué hacemos ahora? Bueno, estamos en medio de ninguna parte. Como la pista es descendente, déjate caer hasta alcanzar la carretera y allí ya veremos si pedimos sopitas o qué. Hacia mitad del descenso veo unas cuerdas de las que usan los aldeanos en los cercanos y se me ocurre una idea (!?) me guardo un pedazo. Alcanzamos la carretera y uso la cuerda para atar dos bicis. La idea es remolcar la bici averiada dando relevos.
Contra todo pronóstico la solución funciona y en poco más de media hora recorremos los diez kilómetros que nos separan de Alceda. A partir de aquí comienza la Via Verde. Estamos a 22 km de casa y , pese a todo, vamos a conseguirlo.
Seguimos sin novedad y antes de las nueve llegamos al merendero del acueducto. Estamos a 13 kilómetros de casa. Hemos superado todos los contratiempos y aún queda luz. Exultantes, nos damos una merienda homenaje y nos ponemos en marcha dispuestos a terminar victoriosos pese a las dificultades.
Pero aún quedaba el tercer downerismo por acontecernos. Poco después de ponernos en marcha, yendo yo en la bici remolcada, dejo que la cuerda se destense (down), se enrosca en la rueda, se bloquea y salgo volando por encima del manillar. Aterrizo como un saco de mierda lanzado fuertemente contra el suelo. Me golpeo el costado y el brazo. Pedro, que venia justo tras de mi, cae también. Catástrofe!!! Noto que me he hecho daño. Tardamos un rato en reponernos, pero a estas alturas ya no queda alternativa. Hay que seguir. Conduciendo con una sola mano y a piñón fijo, llegamos entre lamentos a Puente Viesgo. Ya solo quedan cinco kilómetros para casa, pero se nos ha hecho muy tarde. Son las diez, y al salir de la zona iluminada y meternos en un tramo boscoso nos damos cuenta de que ya es noche cerrada. Sacamos los linternas y, Oh sorpresa! a uno no le funciona, el otro no tiene pila…total que ¡cuarto downerismo del día!: avanzamos A PIE por un camino más oscuro que los cojones de un grillo con una lintera y media, como almas en pena.
Finalmente, a las once menos cuarto, abatidos, vapuleados, llegamos a nuestra meta. Con una determinación rayana en la obcecación nos hemos sobrepuesto a todos los contratiempos, no hemos pedido ayuda y hemos completado la misión.
Epílogo
Hemos terminado la etapa, pero no la aventura. Al día siguiente toca ciclar hasta Astillero para coger el tren de vuelta. Y una de las bicis no está operativa. En plan McGiver, con un par de clavos de tapicero y una prensa de tornillo, conseguimos apañar la cadena. No permite cambiar el desarrollo, pero la ruta hasta Astillero es prácticamente horizontal, así que, a piñón fijo, manejando con una mano y evitando los baches, completamos penosamente los 21 km que nos separan de la estación, a una patética velocidad media de 9,7 km/h.
Llegamos finalmente a la estación de Abando, de ahí al metro. Veo que el siguiente tren es de la linea 2, así que dejo que mis compañeros se hagan cargo de mi bici y me voy directamente a Cruces, donde me dicen que tengo tres costillas rotas y me colocan una férula en el brazo. Tardaré 23 días en volver a coger la bici y 28 en hacer una ruta larga.
Dificultad: Baja
Pendientes: Pocas, casi todo cuesta abajo.
Downerismos: Todos!!! Falta de repuestos, de iluminación, averías por mal uso/mantenimiento, remolques peligrosos sin las debidas precauciones…
Ganas de repetir: Aunque la ejecución fue pésima, la idea era buena. Así que, si. Hay ganas de repetirla, haciendo todo bien.
Disfrute: En conjunto fue la peor ruta de todas. Pero, accidentes al margen, hubo momentazos. En condiciones normales hubiese sido una ruta muy disfrutable.
Link: https://www.strava.com/activities/131276991