Crítica de ORANSSI PAZUZU – «Mestarin Kynsi»

Crítica de ORANSSI PAZUZU – «Mestarin Kynsi»

Crítica de ORANSSI PAZUZU – «Mestarin Kynsi»

Crítica de ORANSSI PAZUZU – «Mestarin Kynsi» 696 696 BlackEarth Sindustries

Lo de los finlandeses ORANSSI PAZUZU es para escribir un libro o hacer un documental. O las dos cosas. Una banda que escoge un género tan cliché como es el Black Metal, le da la vuelta, lo tritura y nos escupe este «Mestarin Kynsi» es digna de ser elevada a los altares de la originalidad y la locura al mismo tiempo.

Desde luego no es un proyecto del gusto de los defensores del Metal tradicional en cualquiera de los subgéneros, ya que desde el principio las atmósferas cósmico-funéreas, usos de aderezos electrónicos, el ruidismo, los giros Free Jazz y la Psicodelia distópica espacial alejan a este «Mestarin Kynsi» de cualquier parecido con nada pasado, presente o futuro. Probablemente alienará a la mayoría, que no podrá pasar del primer corte. Un error máyúsculo, sin lugar a dudas, ya que estamos frente a una de las propuestas que más recompensas da al oyente, una vez que se adentra en lo complejo y denso de la proposición. Que no es fácil.

ORANSSI PAZUZU regresa desafiando a los trues

Para empezar, conviene explicar el origen del nombre. ORANSSI PAZUZU es finés para «Pazuzu Naranja». Pazuzu, a su vez, es un demonio babilonio, y también un personaje de la película El Exorcista. Con esto y su lema, «hacemos música para que pirómanos y fumadores unan sus manos», tenemos una más que adecuada introducción a lo que nos viene encima.

En cuanto a la formación, casi intacta desde su nacimiento en 2007: Ontto al bajo, voz y teclado, Korjak a la batería, EviL a los teclados, percusión y voces, Jun-His a las voces y guitarras e Ikon a las guitarras (en sustitución de Moit desde 2016). El nacimiento de la banda: Ontto y Jun-his estaban viendo a EMPEROR en directo y decidieron que querían mezclar la violencia sónica de aquella banda con el surrealismo y la experimentación del antiguo grupo de Jun-His, KUOLLEET INTIAANIT. Sus conciertos: escasos, es muy complicado verles en directo, pero si se tiene la suerte de hacerlo, la experiencia se traduce en un viaje astral por los infiernos del cosmos.

La originalidad hecha caos

En cuanto a la música, sigue la progresión de sus cuatro anteriores discos. Cantado en su idioma natal, las estructuras son inesperadas en todo momento, con interludios calmados y ritmos pausados seguidos de tormentas de sonido como en el caso del tema que abre el disco «Ilmestys». Asimismo, intros psicodélicas como la que da entrada a «Oikeamielisten Sali» dan paso a pesadillas sónicas de medios tiempos que raramente aumentan la velocidad, apostando por intensidad frente a rapidez. Los ambientes densos y opresivos predominan en este complejo artefacto y exigen mucho del oyente.

Y el resto del disco sigue en esa tónica. Canciones largas desarrollan sonidos de teclados e instrumentos difícilmente reconocibles que entran y salen de las canciones en una orgía de ruido aparente que esconde estructuras bizantinas y declara el fin del mundo y lo insignificante del ser humano.

Lo desconcertante de su sonido llega al clímax con «Kuulen Ääniä Maan Alta», una juerga de Krautrock y abrasión que va aumentando según la canción progresa y desciende a una locura que parece no terminar.

«Taivaan Portti», cierre perfecto de esta última maravilla que es «Mestarin Kynsi»

Un guiño a las estructuras del Black Metal clásico viene en forma de cierre del disco con «Taivaan Portti». Un comienzo speedico y violento muestra las raíces metaleras en toda su gloria con una oda a los orígenes del género -con sus dosis de psicodelia cósmica llena de sintetizadores- mientras la intensidad aumenta progresivamente hasta que parece que todo va a volar en mil pedazos. Al final, la canción colapsa en si misma y da término a este LP.

Como se ha mencionado, este disco no es para cualquiera. Exige de mucha atención, mucha paciencia y mucho entreno en el mundo de la música que se hace en el norte. Aficionados a las estructuras progresivas de ENSLAVED, se encontrarán más cómodos que los que disfrutan de la violencia primitiva de VENOM, pero reducir la obra de la banda a este breve apunte es perder el sentido de lo que ofrecen. Y es que no se trata de reducir la experiencia a una enconsertada visión desde el Metal tradicional. Esto es mucho más que todo eso, es lo siguiente, el paso adelante, valiente y desprejuiciado de unos músicos que o bien abren camino a la evolución de un moribundo arte o son el final del mismo que muchos ya predicen terminará pronto.


Discográfica: Nuclear Blast

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