Los lectores habituales de este Blog os acordaréis de la Ruta de las Tres Costillas (La Apoteosis del Down). Esa ruta en la que todo lo que podía salir mal, salió mal. Comenzando con la pobrísima preparación (entre los tres no llevábamos más que un parche y dos linternas que no funcionaban bien) y terminando con los percances (Rotura de cadena, remolque y posteriores costillas rotas y llegada con noche cerrada), fue una experiencia de la que aprender y mucho. Tanto que nos se nos quedó la espinita clavada y, más de 4 años después, más sabios aunque más cascados, decidimos repetirla, pero bien pertrechados.
El Remake comienza con estilo y el cartel al revés. Esperanzador
El remake de la ruta de las 3 costillas
En esta ocasión, sin la inestimable compañía de Rodri como Guest Star, nos dirijimos como siempre al remoto apeadero que da nombre a la ruta. Para ser julio, nos acompañó la mayor parte del trayecto una neblina densa que por momentos no permitía ni ver lo que teníamos delante.
La primera cuesta nos recibió con una densa niebla
A pesar de ello, seguimos hacia delante y, aunque nos perdimos los preciosos paisajes que habitan los montes que descienden desde los Embalses del Ebro hasta Pomaluengo, a cambio pudimos disfrutar de la nula presencia de coches y de estar rodeados por una atmósfera mágica y misteriosa y, por que no decirlo, un pelín acojonante.
El Humo del vapeo y la niebla
A partir de ahí, seguimos descendiendo hasta San Pedro del Romeral y cresteando hasta ponernos por debajo de las nubes y disfrutamos – parcialmente – de los paisajes.
Espectacular foto del lugar donde se rompió la cadena la primera vez
Después de eso, ir acercándonos al bidegorri que corre desde Alceda hasta Astillero, con las bicis totalmente operativas – no como la primera vez – y terminando modo «piece of cake» un remake que se antojó necesario pero que dejó una leve sensación de falta de vistas de la divisoria de aguas entre el Cantábrico y el Mediterráneo.
Final Remake Tres Costillas
Y encima, llegar a casa aún con sol.
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